No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7 (NVI)
"No se inquieten por nada."
Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Puede ser tan difícil sentirse en paz cuando no se puede ver lo que está por delante. Pasamos nuestras vidas pensando en el futuro; qué carrera seguir, con quién pasarás tu vida, cuándo empezar una familia, y mucho más.
"No se cumpla mi voluntad, sino la tuya."
Sabemos en nuestras mentes que Dios tiene toda la intención de que seamos parte de su familia en el reino. Lo que pensamos que queremos para nosotros mismos puede no estar en línea con la forma en que Dios quiere moldearnos para su reino. Pero es tan difícil proteger nuestros corazones cuando las cosas que más queremos en la vida se sienten fuera de nuestro alcance. Sabemos que ultimadamente no tenemos el control, pero cuando la decepción llega ¿cómo le haremos frente?
En esto sí tenemos el control. Tomamos la decisión de recurrir a Dios. Podemos decirle nuestras peticiones a través de oraciones y súplicas. Y cuando las cosas resultan ser diferentes de lo que esperábamos, tomamos la decisión de encontrar la paz en su voluntad, incluso cuando no la entendemos. Porque la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Creer en Dios y en Jesús significa que confiamos en su juicio, confiamos en que todo lo que hagan en nuestras vidas es porque nos aman y quieren que seamos parte de su reino.
Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas. No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.
Lucas 12:29-32 NVI
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