
Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?
Miqueas 6:8 (LBLA)
Este versículo es muy sencillo. El Señor solo requiere tres cosas:
- Justicia,
- Misericordia, y
- Humildad.
Después de todos los mandamientos en el Antiguo Testamento y todos los rasgos de carácter en el Nuevo Testamento, esta simplificación de la vida reposa cómodamente en el cerebro. Sin embargo, la simplicidad puede ser engañosa. ¿Qué pasa si hay un orden intrínseco y un mensaje más profundo escondido en estas pocas palabras?
Practicar la justicia
¿Qué pasaría si todos practicáramos la justicia? No habría necesidad de la misericordia. ¿Las personas practican la justicia todo el tiempo? No, a veces actuamos injustamente.
Amar la misericordia
Cuando alguien actúa injustamente, ¿cuál es la respuesta espiritual apropiada? La misericordia. Esto es tan importante que Miqueas nos lleva rápidamente a un concepto muy profundo. No solo se supone que debemos ser misericordiosos, sino que debemos amar la misericordia misma. ¿Amas la misericordia? ¿Te alegras de que el Señor haya considerado apropiado incluir la misericordia en su creación? Podría haberla dejado fuera, ¿sabes? Si amas el camino de la misericordia, la idea de la misericordia, y los efectos de la misericordia, entonces hay una buena posibilidad de que seas misericordioso, al menos la mayor parte del tiempo. Ama la Misericordia. ¿Pero qué pasa si una injusticia en particular resulta ser tan grave para ti que no logras conseguir las fuerzas para ofrecer misericordia?
Andar humildemente
Entonces es hora de caminar humildemente con Dios. La humildad es el antídoto para el corazón desprovisto de misericordia. ¿En realidad soy tan bueno que nunca he causado daño? ¿Nunca he sido cruel? ¿Nunca he sido egoísta? ¿Nunca he caído en la trampa del pecado, haciendo algo que no quería hacer? Pretendamos que nunca he causado daño o que nunca he sido atrapado por el pecado. ¿Y luego qué? ¿Cómo puedo caminar humildemente si suelo hacer lo bueno cada paso que doy? Bueno... tengo que descubrir que el pecado habita dentro de mí, aunque sea un maestro en dominarlo. Tengo el potencial de causar daño. Soy capaz de ser cruel. Podría incluso pecar como lo hizo mi injusto vecino, pero afortunadamente nunca he tenido que lidiar con esa tentación en particular. Entonces, es el reconocimiento de mi propio potencial para pecar que me hace andar humildemente.
Cuando me humillo, me resulta un poco más fácil amar la misericordia. El amar la misericordia me ayuda a mostrar misericordia. Y cuando amo la misericordia, sucede la cosa más extraña: No quiero aprovecharme de ella. Más bien, quiero caminar con cuidado, haciendo menos daño y actuando con más justicia. Gracias, Miqueas. Gracias, Señor.
Hoy practicaré andar humildemente con Dios, amando la misericordia y actuando con justicia.
Amen. Not only is this a good verse and thought to take into each day, but also during the memorial service as we examine ourselves and acknowledge our need for Christ.
Thank you.
I just read about refusing to forgive someone is like taking poison and expecting the person you should be forgiving to die. Humbling ourselves to walk with God demands that we do the right thing.
Thanks for these thoughts, Corina. You ask us to pretend we are not sinful. But let’s also keep sins of omission in mind. It is humbling to realize that, although we may not do a lot that is wrong, we fail almost constantly to do what is right. It’s humbling to know that Jesus did what was right — not just neutral — at every turn, every moment. And for all the right things I don’t do, I am grateful for mercy.
In our readings of Aaron’s involvement with the golden calf and Joe Fordham’s exhort at your meeting about the goodness and severity of God we have to see God’s mercy in allowing Aaron to become the High Priest for the next 38 years. It probably took that message for Aaron to truly understand mercy! Just as in the life of Paul a Pharisee who was probably there as a young enthusiastic Pharisee harassing John the Baptist in Luke 3 then in Luke 20 realizing Jesus was talking about him in parable of the vineyard when probably it is Paul that says “God Forbid” the only use in the gospels then used only by Paul in his letters. Paul learned about how merciful our awesome God is, making him the perfect one to preach the gospel message of mercy to Gentiles.